Cuatro motoqueros de Santo Tomé y Sauce Viejo viajaron a San Antonio de Arredondo, en la provincia de Córdoba, y fueron víctimas de un grave hecho de vandalismo.
Los amigos llegaron el jueves alrededor de las 14 al alojamiento que habían alquilado, el dueño les había insistido en que el lugar era seguro y que no era necesario encadenar ni ingresar las motos. Pasaron la tarde tranquilos, lavaron las motos, cenaron algo y planificaron la ruta del día siguiente.
“Mis amigos me levantaron diciendo que las motos no estaban”, relató uno de los motoqueros a El Litoral. Tres de las cuatro habían desaparecido. Una de ellas —una DR650— fue encontrada completamente incendiada a 100 metros del alojamiento, a la vera del río.
Mientras la policía local tomaba nota, los jóvenes comenzaron a caminar la zona por sus propios medios. A unos 400 metros, entre piedras y malezas, hallaron el resto del desastre: las otras dos motos aparecieron ocultas, tiradas, totalmente destruidas, sin instalación eléctrica, tanques abiertos y plásticos arrancados.
La decepción creció todavía más cuando las fuerzas de seguridad locales mostraron absoluta indiferencia. “Estando la policía ahí, no hicieron nada. No ofrecieron ayuda de ningún tipo”, remarcó.
Los amigos debieron gestionar tres grúas distintas —una por cada seguro diferente— que solo los cubrían hasta San Francisco. Todo el resto lo pagaron ellos. “Nos vamos con las motos destruidas y pagando todo de nuestro bolsillo. Una locura”, comentaron.